Solo el escuchar la palabra “miedo” ya nos hace pensar en algo negativo, porque hay que decir, que a nadie nos gusta sentirlo.
¿Qué te parece si buscamos su lado positivo?
si si positivo, el miedo como el resto de las emociones, no son ni buenas ni malas, son neutras, lo que hace que que las emociones sean funcionales o disfuncionales es el hecho de cómo las gestionamos.
En este artículo vamos a hablar de el miedo en el emprendimiento y de cómo podemos aprovechar esta emoción para realizar cambios que nos lleven a alcanzar nuestros objetivos.
Cuando por alguna amenaza o situación sentimos miedo, lo más rápido y humano es meter la cabeza bajo tierra como un avestruz o salir corriendo como un guepardo. Ambas opciones no solo no nos resuelven el problema, sino que nos producen sentimientos de pánico.
Ahora que ya sabemos lo que no tenemos que hacer, vamos a centrarnos en lo que sí funciona.
La utilidad de una emoción es el mensaje que nos trae, y en el caso de el miedo, el mensaje es una pregunta, ¿Con qué recursos cuentas para afrontar esta situación?
Todos tenemos un cofre lleno de monedas y piedras preciosas que representan nuestras fortalezas y habilidades y lo primero que tenemos que hacer es abrir nuestro cofre y comprobar con qué recursos contamos, una vez repasado estos, si no son lo suficiente poderosos para afrontar la situación, trazaremos un plan de acción para conseguir aquello que necesitamos, ya sea formación, recursos económicos o otras herramientas.
El ponernos en acción nos da seguridad, ya que en todo momento estamos participando en la resolución de el problema o situación, y si finalmente no conseguimos reunir lo necesario para afrontar el reto y tenemos que abandonar, también saldremos reforzados, habremos ganado experiencia, en otra ocasión que tengamos que abordar otra situación cuando abramos nuestro cofre contará con todo lo aprendido.
Tanto nuestras emociones como nuestra gestión nos pertenecen y es fundamental para nuestro emprendimiento el llevar las riendas de nuestras acciones.